Quizá están un puntito demasiado saladas (si fuera una máquina de café le daría al botoncito de "menos" en la cantidad de sal que quiero en mis patatas), pero su sabor es delicioso. Iba a decir exquisito, pero no quiere decir lo mismo. Qué sé yo, si el doctor me quitó mi Vox de bolsillo ("leer te quita tiempo de remover la cazuela, ¡umpa-lumpa zalamero!" me dijo aquella noche)...
Sí, son ricas, deliciosas, impactantes. Está fritas de verdad, con aceite de oliva (como bien indica su bolsa), son crujientes (pero de una crujibilidad amable y no agresiva) y no tienen ni esa estúpida ondulación sin sentido ni esa molesta plasta harinosa en el núcleo (y no miro a nadie, Ruffles y Pringles). Son de alta calidad porque el Supermercado de El Corte Inglés todo lo tiene bueno. Todo bueno. Todo rico. Todo fresco. Y con esta promoción, esperamos 222 bolsas de patatas al mes (que son el número de umpa-lumpas que trabajamos en las calderas del castillo... y no me hagáis hablar del número 223, el umpa-lumpa fugado, no me hagáis hablar de él...). No voy a preguntar cuáles son vuestras patatas fritas favoritas porque alguno saldría con "Doritos" y los doritos no son patatas, los doritos son brócoli frito y lo sabéis.